El problema al que podemos enfrentarnos con la lectura no es diferente del que podemos experimentar, por ejemplo, en plataformas de juego como MrBet: aunque mentalmente queramos hacerlo sin parar, físicamente podemos llegar a quemarnos y deja de ser agradable para el resto del día. Hay cosas que difícilmente se pueden arreglar, pero hay sugerencias para aquellos que desean leer más.
En primer lugar, para leer más libros, tienes que convertirlo en una prioridad, lo que significa cambiar tus hábitos y rutinas diarias para dar cabida a más lectura. Las personas que son “superlectores” en virtud de su profesión nos demuestran lo mucho que se puede leer si uno está dispuesto y es capaz de darle la prioridad suficiente.
Este artículo contiene los consejos que ya han ayudado a muchos lectores en su camino hacia una lectura más comprometida y productiva.
Sé más creativo al fijar los objetivos
Los objetivos de lectura no tienen por qué ser siempre numéricos. Objetivos como querer leer libros de autores más diversos o leer más de un género específico pueden ser mejores que centrarte solo en un número. No querrás leer libros que no te gustan o terminar libros solo por alcanzar una cifra, ¿verdad?
Hay sitios como Goodreads donde no solo se pueden encontrar reseñas de libros, sino también diversos retos de lectura. También puedes crear tus propios objetivos en función de tus preferencias. He aquí un ejemplo: Si adoras las historias románticas sencillas, puedes proponerte leer los nuevos libros más mencionados de este género.
Reduce la fricción lectora
Una de las formas más eficaces de dedicar menos tiempo a hábitos como las redes sociales, las compras en línea o los videojuegos es crear «fricción» en la forma de acceder a ellos.
También puedes utilizar el principio de fricción en sentido inverso para la lectura. Reduce la fricción de la lectura facilitando al máximo la lectura de libros. Planifica cómo vas a comprar o tomar prestados los libros y las herramientas que vas a utilizar para leer.
Escucha un libro en lugar de “leerlo”
Lo que ocurre con la lectura es que es una elección que uno hace. Puedes leer o salir de compras o ver la televisión. Si no has encontrado placer en la lectura de forma sistemática, no vas a elegir la lectura, porque implica sentarte y hacer una cosa a la vez. Pero he aquí una buena alternativa: escuchar libros.
A pesar de lo que muchos afirman, escuchar un audiolibro es un tipo de lectura. Se han realizado estudios científicos que demuestran que las zonas del cerebro que se iluminan y conectan son las mismas cuando escuchas una historia que cuando la lees tú mismo.
Dedica un tiempo específico a leer cada día
No hace falta que sea mucho tiempo. Empieza con 20-30 minutos. También puede ser algo más nebuloso, como «justo antes de acostarme». Por cierto, leer antes de irte a dormir tranquilizará tu cerebro y evitará que te abraces los ojos con más luz azul.
A otras personas les gusta levantarse temprano y empezar el día con un capuccino y un poco de lectura. Si no te apetece ninguno de esos dos momentos, considera la posibilidad de aprovechar la hora de comer para leer, o esos 40 minutos en los que normalmente estarías mirando fotos en Instagram durante el trayecto al trabajo. La repetición es una de las formas más fáciles de consolidar un hábito.
Encuentra una comunidad de bibliófilos
Acércate a gente que esté intentando hacer lo mismo. Esto puede adoptar la forma de un club de lectura en persona o en línea con debates regulares, los rincones librescos de TikTok, Instagram y otras plataformas de redes sociales o una simple conversación continua con los lectores de tu círculo cercano.
Elige libros más cortos
Coger una novela voluminosa puede hacer que te sientas abrumado. En su lugar, prueba a leer libros con capítulos cortos o libros de extensión moderada. Te animarán a leer más a menudo y te sentirás realizado al terminar.
No tengas miedo de dejar de leer un libro
Si no te gusta después de 100 páginas, déjalo. No tienes por qué leerlo. Esto no es la escuela. Si no te gusta después de 100 páginas, pasa a otra cosa, a menos que sea algo que sientas que tienes que leer.